lunes, 9 de noviembre de 2009

Una solución al dilema del "Huevo y la Gallina"





Se torna tan verdadero en el histórico dilema del huevo y la gallina, tanto el que haya sido primero el huevo y el que haya sido primero la gallina; claro que se deben tomar en cuenta los pertinentes matices.

Desde una perspectiva biológica, se concluye que el huevo fue primero, porque el ADN de un organismo puede mutar sólo antes del nacimiento y no estando ya en sus etapas posteriores de desarrollo; de este modo, el animal -probablemente ave- que hipotéticamente sería la última madre no-gallina, puso el huevo en el que se gestó genéticamente la primera gallina en estado embrionario; de ese primer hubo de gallina salió la primera gallina.

Desde una perspectiva temporal, según un antes y un después, no se encuentra primacía de ninguno de los dos, pero al menos se puede ceñir al anterior argumento, de tal modo que primero sería el huevo.
Desde una perspectiva filosófica, en el orden lógico y ontológico, la primacía se encuentra en la gallina, porque según la filosofía aristotélica del acto y la potencia, en la que toda potencia es en función del acto en que culmina y por ende, si no hay gallina (acto) no hay huevo (potencia). Y desde la reflexión propia, un huevo no es en sí mismo un huevo de gallina, a menos de que le sea adjudicada la gallineidad; un huevo en sí mismo puede ser potencialmente de cualquier especie ovípara, por lo que debe ser considerada previamente la existencia de una gallina, para que ese huevo sea “huevo-de-gallina”.




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sábado, 24 de octubre de 2009

LA DEFINICIÓN COMO OBJETIVANTE

Es por ese principio por el que aparecen divergencias en el conocimiento, ya que en bastantes ocasiones al dirigirse hacia un objeto para nombrarle y definirle, se plasma gran parte de la misma ideología sin que la cosa -“lo-que-ai’tá”- pueda defenderse, por así decirlo. Esto es más aplicable en aquellos objetos de razón, como la justicia, el amor y la paz; y considerables son también tópicos y palabras que designan multitud, como “instrumento” y hasta la misma “ciencia” que puede dejarle lugar a la filosofía o quitárselo, según sea la objetivación por medio de la definición que en última instancia depende de la persona o personas que la realicen y la defiendan.

Siguiendo éste último ejemplo, se puede observar que la definición de ciencia como “Conocimiento cierto de las cosas por sus causas”, alcanza prácticamente a todo esfuerzo por el conocimiento, como la filosofía, la magia y la parapsicología –disciplinas que en diversos ámbitos intelectuales son rechazadas-. En cambio, una definición realizada por cierto grupo de disciplinas del conocimiento, como “Conjunto de conocimientos objetivos sobre ciertas categorías de hechos, de objetos o de fenómenos, que se basa en leyes comprobables y una metodología de investigación propia y la misma actividad para adquirirlas”, reduce considerablemente las disciplinas adeptas al grupo de “ciencias”.

Las cosas pueden ser verdaderas, según el enfoque y plano en el que se consideren como tales, es decir, se hace necesario que guarde una relación de circunstancias con las cuales se deba comparar, pero haciendo a un lado el resto, en virtud de que es inabarcable, dejándole en la conglomeración amorfa de circunstancias.




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jueves, 3 de septiembre de 2009

FILOSOFÍA PERCEPTIVO-RELATIVA

(De una metafísica sale una epistemología: de aquella neta de que no conocemos más que lo que nuestros sentidos se dignan a captar, dejando lo demás sanamente en el mundo de lo que lo-que-ai’tá)


El mundo, es decir, toda la existencia es inconmensurable; ni siquiera podemos comprender todo cuanto está escrito en el ámbito del ser. Algo razonable ya nos había dicho el filósofo Emmanuel Kant, al mencionar que el mundo del noúmeno era inaccesible al conocimiento humano.

Pero ahora no veo una realidad nouménica, sino un cúmulo de distintos modos de existir y de expresar esa existencia, muchos de los cuales nos son impalpables. Lo que nos llega al intelecto en un primer momento es una parte de esa realidad: es una imagen parva de lo que es, porque es lo que podemos captar… observamos una cama tendida. Una cama en completo reposo y parecería una sandez decir que hay movimiento en ella. De igual modo podemos hablar del mundo multicromático de una infinidad de combinaciones de colores, pero que muchas opciones de ellas salen de nuestra vista… la luz infrarroja y ultravioleta. ¿Es por eso que nunca me he puesto un suéter ultravioleta?

No parece viable que haya una verdad absoluta en el objeto que se deja conocer. Es más bien, lo que parece a este paupérrimo filósofo, que en la reflexión del conocimiento, se debe distinguir entre la cosa misma, “lo-que-ai’tá” y el objeto, que es lo que capto o aquello a lo que le designo características que pueden serle propias o no.

La cosa no es independiente en sí misma del resto de la existencia; es más bien un conglomerado amorfo que llega a ser objeto en tanto que se le distingue del resto y se le conoce aquello que sea posible. Es cuando pasa a ser un teléfono, una bocina, una pieza de bocina, una molécula de polímero, un átomo de carbono, un electrón o cualquier cosa en la que se pueda dividir. Antes de llegar a saber de ese preciso electrón, no era más que parte del conglomerado de ser que la mente concebía como teléfono. Se ha de caer en la conclusión de que en el conocimiento, quien forma el objeto es el mismo sujeto que conoce. Cualquier cosa que nadie haya visto jamás y que pudiera tener indicios de una existencia, al menos en el plano especulativo y potencial, no será más que un conglomerado amorfo de ser. Será cosa en tanto que hubo llegado a ser objeto, pero en un ámbito especulativo.

Obviamente se ha de destacar el principio relativo y subjetivo del conocimiento del objeto, porque cada cual abstraerá aquello a lo que sea capaz, de acuerdo con sus facultades físicas como los sentidos, y sus facultades mentales como la inteligencia y la capacidad de síntesis.




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jueves, 7 de mayo de 2009

LAS MALAS ESTRATEGIAS DE UN LOBO

Misión fallida…

Un lobo casi nunca es hábil estando solo; al menos no gana por sí mismo.

Cosa de no creer es que casi siempre fueron derrotados por tan poca cosa y todo por sus malas estrategias de caza, como los casos conocidos de la misión “Caperucita Roja”, “Los tres cochinitos”, “El lobolobito del bosque que a todos los comerá”, y acaso “Pedro y el Lobo”.

Si hacemos un análisis de los movimientos hechos por cada uno de los ejecutores de la misión, veremos que siempre estaban solos. Error. Es incomprensible el cambio de logística de cacería de los lobos en los cuentos de niños. Si ellos mismos sabían y lo han hecho por siglos dado su instinto, sería la mejor manera de sobrevivencia cazar en manada. Pero no. Acaso el lobo con mejor fortuna fue el que logró comerse las ovejas de Pedro y su familia; pero fue gracias al mismo niño que por sus mentiras evitó un contra ataque de los pastores.



Pero lo que sí fue un completo fracaso fueron los intentos del señor Feroz que se hizo pasar por la abuela de Caperucita. No fue malo el plan, sino que lo haya hecho solo. Hubiera sido mejor que se hubiera disfrazado y tuviera otros compañeros que esperaran escondidos afuera o debajo de la cama para agarrarla de una pierna.

O en el caso de los tres cochinitos, aunque sea se hubieran quedado con los que hicieron su casa de paja y de palitos. Así, destruidas sus trincheras, los hubieran rodeado y nunca más volverían a latir sus grasosos corazones.


Y para colmo de males, el Lobolobito tiene la patética iniciativa de avisarles lo que está haciendo a los niños que jugarán en el bosque mientras el lobo no está, porque si el lobo aparece a todos los comerá…



Como vemos, ya es hora de que vuelvan a sus instintivas usanzas de captura de presas: siempre en sociedad. Es la infalible.



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lunes, 27 de abril de 2009

PORCINEZ

No imagino las extrañas intenciones que llevaron a los cerdos a hacer venganza en contra de los mexicanos; si han sido privilegiados con ser alguien con renombre, como puerco, cerdo, chancho, cuino…
Parece ser que se les ocurrió castigarnos con algo mejor que los cisticercos, porque la gente se estaba cuidando mucho de ellos; ya estaba regulada la producción de carne limpia de esas larvas. Y como que ya no funcionaba.

¿Y quién dice que los cerdos no son inteligentes? Han ideado la mejor y más mezquina forma de darnos muerte… la forma que más encajaría en nuestra civilización: “el catarro de puerco” (científicamente llamado “Influenza por virus porcino”). ¿Por qué fue una fantástica y destructiva idea?

Una de mis tesis siempre ha sido que “donde quiera hay gente puerca”. Podemos observar cómo dejan sus huellas plásticas de colores en la calle, de qué modo olvidan desperdicios y fogatas en los bosques, y hasta en otros ámbitos como en el transporte público y toda institución gubernamental; la gente porcina ha hecho de las suyas a lo largo de la historia; pero en México existe un género muy especial que le ha valido la fama en todo el mundo… por su obesidad, por su gusto de dar y recibir mordidas, por su güeva, por los fracasos a nivel deportivo, por malos manejos de los recursos de la población… dignas conductas de una porcinez generalizada.
De modo que virus de puerco atacan muy bien a la gente porcina. De otro modo no me lo explicaría…

¿Motivos del ataque? Sencillo… chicharrones, carnitas, tamales, tortas, zapatos, manteca, tostadas de pata, cueritos, queso de puerco… si los judíos pudiesen, harían lo mismo en contra de sus antiguos verdugos, no sé si lanzándoles un virus judaico.

Nos lo hemos buscado; seguirá cobrando vidas esta medida de las fuerzas porcinas mientras nuestra porcinez siga siendo monumental.



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lunes, 30 de marzo de 2009

Soruyo y Capullo, por Shakira

Parece ser un nuevo éxito... de cuando no tenía nada qué hacer.

Sólo por una cortada


Oh, mundos concatenados… oh, tiempos discretos que siguen un continuo fluir...

Se lo llevó el tren y sólo por una cortada.

Dios se quedó corto al dar la sentencia a Abel; “El que mate a Caín será castigado siete veces” (Gen. 5,15). Ni el fatalista vivir de los griegos en los que un dios potente hacía lo que le viniera en gana o el mismo caminar del ciclo de la vida, se asemejan a la huella de las psiques de los antepasados…

Se lo llevó el tren y sólo por una cortada.

Imagina el pobre bisabuelo de aquel pobre Luis, arrollado por el tren del destino psicotizado…

Se cortó el tendón de Aquiles, ese por encima del talón, cuando paseaba por el monte una tarde calurosa de verano. Se cayó por un pequeño barranco y su huarache no sirvió más que para proteger la planta; pero no el tendón…

En fin, ya no pudo bailar, lo que provocó que la relación con su mujer no fuera la misma –sí la de aquella bailarina empedernida- y se esfumara poco a poco. Se separaron y ella cargó con su pequeña hija.

La hija sin una figura paterna creció al lado de su madre, añorando tener la fálica protección de un varón…

… Varón que encontró, con el cuál se casó y tuvo de entre su prole, un vastaguito preferido -porque era el único- al que dio soberanía de cuidados y de berrinches, hasta que se la dio de decidir y vivir cual macho mexicano…

… Que un día se le ocurrió ponerle Luis a su primogénito y pasar la estafeta que su madre le había heredado…

… Una estafeta que cambió su aspecto visto y escuchado, por uno que se siente… y se deja experimentar muy claro y entendible en las espaldas y pómulos de su mujer…

… Mujer a la que se le ocurrió asistir a poner una demanda a su viejo, el primogénito del vastaguito de la nena que se quedó sin papá, porque no pudo bailar, porque un día se le ocurrió salir de paseo, justo en una tarde calurosa de verano…

Yo por eso no paseo por los montes en días calurosos… además de que el sol está muy caliente.



Simplemente GABE…

domingo, 1 de febrero de 2009

Bienvenida a la rayita...


No se sabe si sea bienvenida, o es el inconveniente de que su punto vértice se encuentre justo a la altura de la cadera, donde suele llegar la cobertura del pantalón que deja ver de mejor modo la delgadez del abdomen.

Las pretinas han venido a menos, porque parece ser que se ven anticuadas, lo que deja el territorio de la cintura hasta el principio del trasero, como campos puestos a la luz del día. Pero en dado a los límites ser muy ambiguos y tan débiles que incluso, ha habido guerras por ello entre naciones. ¿Por qué entonces habrían de ser rígidas en el dorso de una dama?

El culto a la figura. La cadera es tal vez una de las cartas de presentación de toda chica; porque no me explico de otra manera el que rehuyan a utilizar pantalones flojos al más puro estilo de Tintán. Han de ser pegaditos, han de ser estrechos, a tal punto que parezcan mallas. Y eso trae el inconveniente.

Todo el mundo a menudo necesita sentarse y agacharse para alcanzar cosas que los brazos no llegan a cubrir. Pero no olvidemos que el pantalón apenas cubre aquello para lo que fue diseñado; pero no siempre se estira. Es por ello que la sutil rayita se asoma por encima del pantalón… a veces tímida y en ocasiones más atrevida. Pero en las más de las oportunidades, la mano viene a realizar el rito oportuno del agache, colocándose en esa zona por si de pronto el pantalón –que no puede más- osara rendirse. Esto con todo movimiento… ya se pare, se agache, se acueste, la suban a los hombros, la levanten con los brazos… tan necesario como abrir los ojos para ver.

¿Es tolerancia? Parece que sí; los pantalones no cambian en su estrechez. Y no se ve siempre la rayita como un inconveniente, como el “ser indeseable” de las usanzas nuevas que la sociedad se encarga de titular con todas esas feas letras. Ha de ser tratada cordialmente como se merece, como los tobillos que hubieron recibido ciudadanía hace algunos siglos, como las rodillas y las bubis que ya tienen tiempo saludando al astro rey.

Tenemos nueva ciudadana; bienvenida a la rayita…


Simplemente GABE...